Cuando tocas una pieza al violín te conviertes en un narrador, estás contando una historia.
Joshua Bell
Por: Mara Nieto
La semana pasada mientras estaba entrenando en el gimnasio, se me acercó una señora que se ejercita en ese mismo lugar y me preguntó lo siguiente “¿Alguna vez has llorado mientras tocas el violín en algún evento?”, y mi respuesta fue “¡Sí! ¡Sí he llorado!”.
Y es que… Para mí, es el violín el instrumento más romántico del mundo.
Me fascina mi trabajo como violinista de eventos, ya que puedo ser cómplice de sorpresas llenas de emociones y sinceridad. Ciertamente, lo que más disfruto cuando me contratan para dar serenatas es ver la cara de admiración y agradecimiento de las personas a las que les dedico mis interpretaciones.
Recientemente, me han considerado para tocar en aniversarios y cumpleaños ¡Es increíble! Pero lo que más disfruto son las entregas de anillo; creo que aderezar ese momento tan especial con música de violín, hace que se toquen ciertas fibras que se encuentran en el fondo del alma.
Recuerdo un día que un enamorado novio me contrató para sorprender a su ahora esposa. Él organizó una comida elegante, a la cual invitó a sus familiares más cercanos. Le dijo a su novia que fuera, y cuando llegó, él la sorprendió con globos, flores, chocolates y un hermoso anillo con un lindo diamante. Yo salí de “mi escondite” tocando la canción de Titanium de David Ghetta, y la chica lloró de alegría. Este ha sido uno de los momentos más hermosos que he vivido durante mi vida de violinista ¡Gracias por hacerme cómplice!
El violín es magia, y cuando toco canciones con un propósito tan sublime como el de darle culto al amor, yo misma me traslado a otra dimensión. Me siento como en la película Soul de Disney, llegando al “mismísimo seol de los artistas”… ¡Lloro de pasión!
Frecuentemente les digo a mis alumnos lo siguiente: “Llega un momento en que tienes que desconectarte de ti mismo. Cuando la técnica está totalmente apropiada y las piezas aprendidas de memoria, entonces permítete sentir y expresar ¡Muévete! ¡Llora! ¡Rompe las cerdas de tu arco! Siente en tu interior cada una de las notas que salen de tu instrumento”.
Regresando a la pregunta que me hizo mi compañera de entrenamiento, puedo decir que las veces que he llorado han sido porque conecto con las emociones de mis clientes. No me da pena admitirlo, soy una persona que se permite sacar sus emociones, eso es algo sano.
Creo que el romanticismo debe de seguir. Soy de la idea que el amor se debe cultivar, y realmente admiro y aplaudo a las personas que buscan compartir detalles y experiencias inolvidables con sus seres queridos ¡Sigan así!
¡Vale la pena soprender a quienes más amas! ¿Tú lo haces a menudo?